Los empleos que no volverán: pandemia otorga oportunidad a empresas para acelerar automatización, teletrabajo y cerrar oficinas

 
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A los despidos y reducciones de personal mediante planes de retiro producto de la situación económica en medio de la crisis sanitaria, se suma la posibilidad de que esos puestos de trabajo ya no vuelvan a estar disponibles en el futuro. Las oficinas serán cada día menos usadas y la industria inmobiliaria ya comienza a sentir el efecto del teletrabajo.

El pasado 30 de abril el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) anunció la última cifra de desempleo del primer trimestre de este año, que alcanzó una tasa de 8,2%, la más alta desde agosto de 2010, cuando en ese momento alcanzó un 8,4%. Este número expresa los primeros efectos en el empleo que tendrá la pandemia de coronavirus, y todo indica que se apresta a generar consecuencias aún más negativas en el empleo en Chile y en el mundo.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) advirtió que se vendrían cifras aún peores. A principios de abril, la entidad afirmó que globalmente se perderían 195 millones de puestos de trabajos, y tan solo en Latinoamérica y el Caribe serían 14 millones de plazas laborales terminadas.

Sin embargo, los expertos advierten que esto no solo significa un aumento de la cesantía, sino también que muchos de esos puestos de trabajo van a desaparecer después de la pandemia. Según Nicholas Bloom, economista de la Universidad de Stanford, cerca del 42% de los despidos que ocurran durante la pandemia nunca se van a recuperar, según explicó en el diario The New York Times. Es decir, esos trabajos desaparecerían.

“Lo que pasa es que están sucediendo dos cosas durante la pandemia. Uno es que hay menos gente trabajando y las empresas se ven enfrentadas a producir igual y en esos casos muchos trabajos dejan de hacerse o se reemplazan por otras funciones. Y lo segundo es que las empresas están funcionando remotamente, con el teletrabajo. Entonces, hay trabajos que no se van a volver a hacer y otros que van a cambiar en su forma o naturaleza”, comenta a INTERFERENCIA Cristóbal Huneeus, Doctorado en Economía y Director DataScience de Unholster.

En mayo de 2019, nuestro medio ya había informado sobre la polémica decisión de Amazon de no realizar contrataciones de empleados para trabajos que pueden realizar máquinas empaquetadoras, decisión que amenazaba al menos 1.300 fuentes de empleo.

La automatización ha sido un proceso que ha ido acabando con puestos de trabajo. Otro ejemplo abordado por INTERFERENCIA es lo que ha ido ocurriendo en supermercados Líder de Walmart, donde sus trabajadores han perdido puestos laborales al ser reemplazados por máquinas en cajas y en trabajos de reponedores. Según Huneuus, este proceso va a continuar durante y después de la pandemia, pero se verá reflejado en empresas más grandes, por el gasto que implica invertir en nuevas tecnologías.

“En este momento sí puede que se produzcan cambios tecnológicos que fomenten o hagan más baratas ciertas tecnologías, el caso típico es el de Zoom, que es una tecnología que existía antes, que aumentó la demanda porque mucha gente lo está usando y han cambiado sus precios. Eso es una forma de trabajar, pero a corto plazo, solo empresas grandes van a invertir en tecnología compleja, como Google, por ejemplo, pero el resto de las empresas tienen problema de flujo de cajas muy importante”, afirma. 

La OIT ha identificado sectores de la economía donde podrían perderse más empleos, y es muy probable que esos mismos sectores presenten trabajos que nunca más van a volver a recuperarse. Estos sectores son el hotelero, el de alimentación, el inmobiliario, actividades administrativas, servicios de reparación, comercio, negocios y sector artístico. En estos grupos de riesgo, Chile tiene concentrado el 40% de su fuerza laboral. 

Esto se cruza con que muchos trabajadores, en estos sectores de la economía, presentan empleo informal, sin contrato ni acceso a beneficios sociales.

Oficinas a la baja

Además de los puestos de trabajos que se perderán, las empresas han comenzado a transformar muchas labores en teletrabajo, y en ese proceso la industria inmobiliaria es la que ha salido más perjudicada. Simplemente muchas oficinas han quedado vacías o las empresas han comenzado a buscar espacios más pequeños y menos costosos.

En abril, el Wall Street Journal dio cuenta de una serie de negocios ubicados en la ciudad de Nueva York, fuertemente golpeados económicamente por la crisis sanitaria, donde la complicación primordial era el pago de los arriendos de los locales, con una serie de usuarios y acreedores informando sobre solicitudes de aplazamiento, despidos y cierres temporales. 

En Chile el tema se ha comenzado a debatir. El sábado 28 de marzo, El Mercurio informó sobre la creciente tasa de vacancia en las oficinas ‘Clase A’ de Santiago, apuntando al escenario que viven los arriendos de inmuebles con fines de trabajo para las empresas, el que está enfrentando devolución de espacios arrendados, renegociaciones sobre el monto original y dudas sobre el futuro de los ‘coworks’ (espacios de trabajo colaborativo). Según los expertos de firmas de asesoría inmobiliaria consultados por el periódico, esto se vio catalizado en una primera instancia durante las semanas post estallido social, y se ha profundizado en el contexto de la pandemia. 

Como ejemplo de lo anterior, el mismo medio publicó un artículo a inicios de abril sobre la decisión de varios prestigiosos estudios de abogados que estaban ubicados en comunas en cuarentena y sus funcionarios se habían pasado en su totalidad al teletrabajo con efectividad, por lo que los directivos de esas firmas permanecían en alerta a un eventual alza en arriendos de oficinas que ya no están en uso pero que siguen acumulando cuentas por su ubicación en barrios y edificios estratégicos.

“Se está viendo que hay muchas empresas que están repensando el arriendo de oficinas, porque gastan un montón de recursos en inmuebles, y ahora se dan cuenta que muchos trabajadores pueden trabajar desde la casa, necesitan menos espacio, y ahí se va a venir una caída importante en término de demanda de espacio físico y va a afectar el mercado inmobiliario”, señala Huneuus.

Para el director de DataScience, esto se reflejará sobre todo en trabajos que implican análisis de datos y finanzas, labores que requieran un computador conectado a internet y algunas bases de datos. 

“La parte de atención a clientes, puede que se reduzca, pero no va a desaparecer. Todo el back office, que son quienes trabajan en computador, se va a dejar remoto. Yo me imagino que en isapres por ejemplo, en todas esas áreas de análisis y manejo de datos, también en las empresas de telecomunicaciones, lo vamos a ver más”, explica.