Mañalich: La caída del último "halcón"

 
 
 

Fue el viernes 12 de junio que el ahora exministro de Salud, Jaime Mañalich, llegó hasta la casa del Presidente Sebastián Piñera donde tuvieron la última reunión antes de dejar el cargo. No era primera vez que Mañalich había propuesto dar un paso al costado, y esa mañana en La Moneda la conversación entre ambos selló lo que se venía arrastrando hace días. Sin embargo, el último encuentro en el hogar del mandatario fue más bien una despedida más parecida a dos amigos y compañeros que solo una relación laboral.

La idea original era que Mañalich renunciara el lunes pasado; sin embargo, la publicación de un reportaje de Ciper, que aseguraba que el Minsal informaba un número mayor de muertes a la OMS de las que rendía en Chile aceleró la decisión para el sábado, la cual tomó por sorpresa a varios miembros de La Moneda y el Ministerio de Salud.

Un cese que si bien se materializó hace una semana, "la suerte del ministro ya estaba echada", incluso antes del cambio de gabinete que terminó con la salida del exministro de Desarrollo Social, Sebastián Sichel. Sin embargo, el mandatario estaba esperando el momento indicado, pues no quería que la salida de uno de sus más fieles ministros se sumara al cambio de otros miembros de su gabinete. Entre los colaboradores y miembros del equipo de Mañalich del Minsal comentan que, en más de una ocasión, se le señaló al ministro que exigiera públicamente más acción de, por ejemplo, el Ministerio de Defensa o del Interior en el control del cumplimiento de las reglas de cuarentena. En el ministerio sentían que Mañalich cargaba con todo el peso. "Pero él es muy leal a Piñera y dijo que no lo haría en público".

Además, el Gobierno y Piñera estaban atados a la estrategia de Mañalich, por lo que su salida no podía ser brusca ni mal hecha. Había que ser hábil para sacarlo con el menor costo posible. Por esos días, el Gobierno insistió en desgaste y cansancio del ex gerente general de la Clínica Las Condes, pero la verdadera razón fue otra. "Él renunció porque sintió que le estaban tirando la alfombra por debajo", asegura una persona muy cercana al doctor, quien agrega: "Estaba muy tostado".

Renuncia inducida

Fueron los informes de Espacio Público, liderado por el economista Eduardo Engel, los que, a juicio de los cercanos a Mañalich, marcaron el inicio del fin. El secretismo del equipo de Salud, donde incluso los subsecretarios de la cartera no tenían acceso a las cifras, influyó en que el segundo piso comenzara a dudar de la forma en que estas se estaban informando. De hecho, en marzo, uno de los miembros del grupo de asesores del Presidente, Rafael Ariztía, intentó revisar los detalles de las cifras, pero no prosperó. Fue así como la semana del 25 de mayo fue que oficialmente miembros del segundo piso, liderados por Cristián Larroulet, se sentaron en la mesa del comité de emergencia, la misma que desde marzo Mañalich protagonizaba. La revisión de los "ingenieros", como los apodan en Palacio a Pablo Eguiguren e Ignacio Parot, y del estrecho colaborador del Presidente, el abogado Benjamín Salas, se intensificó por esos días y el 1 de junio Mañalich fue forzado a cambiar la metodología del conteo de muertos y el 7 de junio el entonces ministro de Salud tuvo que reconocer que se agregaron 557 muertos a la lista de los fallecidos por covid-19. Cercanos a Mañalich sostienen que el Presidente nunca le habría comentado directamente a él la labor que estaba haciendo el segundo piso. Pero la incomodidad del entonces líder de la pandemia aumentó. "El ministro Mañalich tenía una estrategia de conteo, de medición y de trazabilidad que se vio bastante manipulada y permeada por estas otras sugerencias", dice un colaborador estrecho del exministro.

En paralelo, el Presidente recibía comentarios y alertas de expertos afines al Gobierno y exautoridades de la Concertación sobre la gestión de la pandemia. Mientras algunos en el Minsal le habrían alertado al jefe de la cartera de Salud sobre el "exceso de muertos" que advertían la periodista Alejandra Matus y Engel, este habría hecho caso omiso.

Es así, como desde el 25 de mayo, que Mañalich comenzó con declaraciones que, en el círculo estrecho del mandatario, fueron interpretadas como una maniobra intencional para que lo sacaran. El 26 de mayo dijo: "Todos los ejercicios epidemiológicos, las fórmulas de proyección con las que yo me seduje en enero se han derrumbado como castillo de naipes". Y dos días después, el extitular de Salud volvió a ser el centro de la noticia al asegurar que "hay un nivel de pobreza y hacinamiento del cual yo no tenía conciencia de la magnitud que tenía". Después de todo, dicen en Palacio, Mañalich sabía que al Presidente le costaba sacar del cargo a sus cercanos y, por ende, tenía que "provocarlo".

A principios de mayo, además, había retornado a La Moneda el exsubsecretario del Ministerio del Interior, Rodrigo Ubilla, como asesor directo de Piñera. Y su presencia, indirectamente, compartía las labores de Mañalich: manejar la crisis de la pandemia. Un aterrizaje que en La Moneda reconocen fue la primera intervención que sufrió el ministro de Salud, pues poco a poco Ubilla comenzó a tener mayores responsabilidades. Lo que en un principio sería colaborar con la repartición de las cajas de alimentos, luego su influencia se traspasó a las residencias sanitarias y las fiscalizaciones a quienes no cumplen la cuarentena. Desde el círculo de Mañalich reconocen que la llegada de Ubilla fue el primer "puñalazo" de su declive.

Además, la llegada de uno de los hombres de confianza de Piñera vino acompañada de la exjefa de gabinete del exministro del Interior, María José Gómez. La periodista, dicen en el Gobierno, poco a poco tuvo un rol en las comunicaciones del Minsal. En las últimas semanas de Mañalich, Gómez ya asistía a las reuniones que sostenía el jefe de la Secom, Christian Rendic, junto al equipo de comunicaciones del Ministerio de Salud, a las que también asistía el propio Mañalich.

Mañalich lovers

Este sábado, luego de tres meses sin verse, Jaime Mañalich volvió a abrazar a su señora, María Cristina Raffo, quien había abandonado su hogar para evitar un contagio por coronavirus, ya que es trasplantada de pulmón. Mañalich se realizó un examen de PCR para tener certeza de que no estaba contagiado, y la doctora de Raffo autorizó que esta volviera a su hogar junto al exjefe de la cartera de Salud. Según familiares del doctor, por estos días han recibido cientos de mensajes de apoyo, muchos de ellos anónimos. Incluso, regalos como botellas de vinos. Además, ha pedido recomendaciones de series televisivas. Uno de sus hijos le recomendó "Peaky Blinders".

En La Moneda reconocen que el liderazgo del exministro de Salud atrajo a los "votantes de Piñera". El mandatario tuvo un repunte de 20 puntos en las encuestas desde el estallido social cuando alcanzó un 6% de aprobación. "Es innegable y absurdo restarle mérito a Mañalich por la aprobación". Y es que su salida provocó un despliegue de cartas y columnas apoyándolo. La exministra de Educación, Marcela Cubillos, señaló en una columna en "El Mercurio" que la salida del ministro se debió a que "su tono no gustaba a la izquierda, que desde esa falsa superioridad moral a la que nos tienen acostumbrados se sienten con el derecho a calificar no solo la gestión, sino que el modo con el que hablan los ministros". Luego, fue el turno de sus excompañeros de trabajo. Treinta y uno de ellos firmaron una carta al director, algunos fueron Andrés Chadwick, Loreto Silva, Gerardo Varela, Pauline Kantor, Ena von Baer, entre otros. La misiva destacaba su trabajo y acusaban a aquellos "que los mueve a criticarlo todo de desconocer el esfuerzo ajeno y de ensuciar la imagen de servidores públicos sobresalientes".

Muestras de apoyo que también se dieron a nivel ciudadano que terminó con un sitio web llamado graciasjaime.cl que recolectó 15 mil firmas de apoyo. Del total de estas, la empresa Unholster rutificó a 10.200 personas por medio del padrón electoral. De los datos se desprendió que un 57% de las que firmaron fueron mujeres y un 70% del total, mayores de 50 años. La mayoría del sector oriente de la capital.

Su estilo de liderazgo hizo que se comentara en el Gobierno que el último halcón había salido del gabinete, siendo ahora un equipo donde predominaban las palomas, haciendo alusión a un estilo más "blando", personificado en el ministro del Interior, Gonzalo Blumel, y el de Hacienda, Ignacio Briones. En La Moneda reconocen que están atentos a cómo se comportarán las encuestas tras la salida de Mañalich. "Jaime tiene un 25 por ciento de apoyo en las encuestas, pero es un 25 que le tiene muy buena, que le toca bocina y le aplaude", dice un cercano al ministro.

"El Gobierno pierde liderazgos claros y van quedando líderes que no me representan. Con esto queda claro que el Presidente ante cualquier presión cede, y no gana nada, porque ninguno que votó por Guillier se pasó a la derecha", dice José Antonio Kast, presidente del Partido Republicano.

Paris: un cambio de estilo

La llegada de Enrique Paris no fue consultada por los partidos políticos de Chile Vamos y su nombre ya figuraba en el radar semanas atrás. La elección por el expresidente del Colegio Médico, dicen en La Moneda, da cuenta de una decisión del Presidente de "despolitizar" el cargo, cuestión que estaba muy cargada en la forma que lideraba Mañalich cuando su estilo provocó enfrentamientos con los alcaldes, Colegio Médico, entre otros. Incluso, en más de una ocasión el ministro Blumel le advirtió que era necesario incorporar a los actores.

Con Paris, en cambio, la primera palabra que utilizó al asumir el cargo fue diálogo. En su primera semana se reunió con el Colegio Médico, incorporó a los alcaldes, académicos y sociedades médicas en sus vocerías otorgando una señal de apertura e incorporación.

Sin embargo, hay un reconocimiento transversal, que Mañalich fue exitoso en su gestión hospitalaria, aumentando las camas y ventiladores, y evitando que el sistema de salud aún no colapse. En la UDI miran con distancia cómo evolucionará el liderazgo de Paris, aseguran que "va a tener tranquila a la izquierda por un rato", pero hay que ver cómo se desarrolla la pandemia.

Y mientras el Gobierno intenta alejarse de los días en que el ministro Mañalich hablaba de "nueva normalidad" y de expresiones como "estamos preparados", los más cercanos al ahora exministro insisten en que "el tiempo le va a dar la razón a Mañalich, porque no hay cambio de estrategia, hay cambio de táctica, de escucha y diálogo".

Por esos días, el Gobierno insistió en el desgaste y cansancio del ex gerente general de la Clínica Las Condes, pero la verdadera razón fue otra. "Él renunció porque sintió que le estaban tirando la alfombra por debajo", dice un cercano a Mañalich.