Columna: Señales y ruido, ¿cómo distinguir entre ambos en la Constituyente?
Por Antonio Díaz-Araujo, Gerente General de Unholster y fundador de DecideChile.
En el pasado quedan las horas de la inauguración de la Convención Constitucional y de la primera sesión de trabajo. Hay columnas y cartas al director para darse un festín. Hasta ahora, mucho ruido y pocas nueces. Datos duros, mínimos; diría que sólo los de las 5 votaciones (2 para presidente, 3 para vicepresidente); los perfiles de 155 protagonistas, agrupados en 6 fuerzas políticas; una presidenta mapuche altamente calificada y un vicepresidente constitucionalista. Además de sumar fallas importantes de logística para iniciar la primera sesión de redacción de la nueva Carta Magna.
Para alguien que trabaja con datos, el único camino seguro es realizar un seguimiento activo de la Convención Constituyente con el apoyo de herramientas tecnológicas. Son muchas las interrogantes que, espero, se irán respondiendo en los próximos meses. Algunas se aclararán una vez zanjado el tan anhelado reglamento, otras sólo al monitorear el trabajo de la Constituyente a medida que se desarrollen las sesiones públicas de trabajo.
Sin embargo, la partida de esta carrera nos da algunas pistas: los muros del Palacio Pereira y el excongreso de Santiago ya han comenzado a contener una montaña rusa de voces, conversaciones, choques y acuerdos. Nadie podrá tener certeza de lo que sucederá en cada comisión. Se revelarán nuevos liderazgos políticos y los frutos de meses de sesiones nos quitarán el aliento. Independiente de nuestras tendencias políticas, lo que estamos viviendo en Chile, especialmente para quienes superamos la treintena, es histórico por sus características, pero también por la alta probabilidad de no tener una nueva oportunidad para seguir un hito de esta categoría en vivo y en directo.
¿Cómo se dará esta redacción? ¿Con qué nivel de detalle se bajarán los temas que marcan? ¿Cómo tomaremos la temperatura de las opiniones y votos de cada constituyente?
La tan utilizada frase “el conocimiento es poder” se vuelve una máxima en este panorama de incertidumbre. La curiosidad es infinita, pero el tiempo es finito y la capacidad de análisis en este caso requiere una cierta calma y aquí viene la primera cuestión: ¿Es humanamente posible seguir paso a paso a la Constituyente?
Honestamente creo que no es viable hacerlo sin tecnología. Qué mejor ejemplo que el pasado domingo. Los constituyentes manifestaron sus opciones y tendencias abiertamente y un espíritu de negociación. Lo clave es entender el baile y el ritmo de la canción. Quién baila con quién y quienes se quedan sentados y no quieren salir a la pista.
La transparencia es parte esencial del proceso, pero al mismo tiempo un arma de doble filo; que el trabajo de la Constituyente sea en vivo y en directo la transforma en un tsunami de datos y quienes usen métodos tradicionales para resumir sesiones del Congreso o el Senado antes de la minuta, creo que se ahogarán con el volumen de información. Lo que simula un sueño para los que trabajamos con data, pero una pesadilla para quienes quieren seguirla y entenderla en forma artesanal.
Al fin y al cabo, sus decisiones repercutirán en ciudadanos, gremios, empresas del país. Por ende, se debe considerar cómo seremos capaces de monitorear los temas de interés y que inciden directamente en nuestras vidas. Los avances sobre temas específicos son claves para la toma de decisiones al interior de una empresa, de un centro de estudios o de un gremio. Las conversaciones y definiciones pueden influir en el corto y largo plazo en nuestro quehacer. Paridad y pueblos indígenas invitan a una mirada introspectiva de clientes, colaboradores y partners. ¿Están mirando esto en detalle los directorios y la sociedad civil?
La Constituyente será sin lugar a duda el generador de contenido más importante de la historia moderna de nuestro país. Seguirla con atención es un desafío. Es rol de la Convención transparentar lo que generen, pero también abrir las puertas para conversar sobre esta casa común. Tener una idea de cómo los constituyentes flexibilizan o se aferran a sus posturas o si evolucionan frente a temas determinados.
La pregunta de fondo es si seremos capaces de involucrarnos y entender este tsunami de datos. En mi vereda, la respuesta en los tiempos que corren exige inmediatez y el camino más seguro está en dar el salto tecnológico.