Una campaña territorial histórica: las desconocidas figuras de Kast y Boric que empujaron la votación récord de 8,3 millones de chilenos

 

Aunque en la primera vuelta la incipiente red ciudadana que había tejido el Partido Republicano le permitió a José Antonio Kast alcanzar la primera mayoría, en la segunda no fue suficiente para neutralizar el despliegue de miles de voluntarios por Gabriel Boric, quienes promovieron principalmente un discurso “anti-Kast”, cuyo eje fueron los derechos de la mujer. En ambos comandos se constituyó un elenco de nombres poco conocidos, pero que jugaron roles clave para que la reciente elección terminara movilizando una cifra récord de votantes, con 1,3 millón de electores nuevos en la segunda vuelta. Esta es la historia de la campaña que no se menciona en los análisis políticos, la que se libró en las calles y los barrios.

A dos semanas de cerrada la elección presidencial, José Antonio Kast se sinceró en El Mercurio del domingo pasado: “Hicimos todo para sumar una gran cantidad de votos, (…) pero no podíamos calcular la capacidad extra de movilización que tenía Gabriel Boric”. Aunque el resultado de Kast fue muy bueno (3,6 millones de votos, casi igual al desempeño histórico de Sebastián Piñera en 2017), el rendimiento del presidente electo fue extraordinario (4,6 millones). Y Kast tiene razón: la derecha no contó con herramientas para contrarrestar el despliegue territorial que favoreció a Boric. Aunque en la primera vuelta la incipiente red ciudadana que había tejido el Partido Republicano le permitió alcanzar la primera mayoría, en la segunda no fue suficiente para neutralizar a miles de voluntarios autoconvocados que promovieron un discurso “anti-Kast”.

Una de las figuras que inclinó las calles a favor de Boric fue Matías Toledo. No era ni es partidario del presidente electo, pero su posición “anti-Kast” fue determinante en Puente Alto, la comuna en la que Boric más creció entre primera y segunda vuelta: su comando esperaba 57 mil votos nuevos y obtuvo 93 mil. Toledo es uno de los líderes de la Coordinadora Social Shishigang, que gestiona talleres y eventos culturales, además de una guardería comunitaria. La coordinadora fue clave para que figuras ampliamente reconocidas en el mundo popular, como el cantante de trap Pablo Chill-E y el “Barbero Exótico”, llamaran a detener al abanderado de derecha. En sus mensajes, Pablo Chill-E calificó a Boric de “amarillo” y “perkin”, pero pidió a sus seguidores que votaran por él porque “Kast es (…) una amenaza para la sociedad”.

Aunque en la última elección de alcaldes Matías Toledo fue segunda mayoría en Puente Alto con 55 mil votos (y luego consiguió 22 mil compitiendo para diputado), él es parte de un elenco de nombres y rostros que no figuran en los balances de los analistas políticos, pero que jugaron roles clave para que la reciente elección terminara movilizando una cifra récord de votantes en la historia del país: 8,3 millones de personas, con 1,3 millón de electores nuevos en la segunda vuelta. Detrás de las figuras visibles de ambas campañas -como Izkia Siches, Camila Vallejo, Evelyn Matthei y Paula Daza- existe una nómina desconocida en la que, entre otros nombres, aparecen Matías Grau, Nicolás Cataldo y Catalina Castillo (en el sector de Boric), e Ignacio Dülger, Renato Navarro y Carolina Araya (en el de Kast).

Mención aparte merece Judith Leiva, quien trabajó en un comando autoconvocado por Boric en la comuna de Colbún (Maule) que se activó tras la victoria de Kast en primera vuelta. Aunque prácticamente no recibieron ayuda del comando central del candidato, se las ingeniaron para hacer un par de programas radiales de rancheras y pasar avisos autogestionados en la emisora local, además de desplegarse por la comuna y juntar apoderados para todas las mesas. El resultado: Colbún fue la única comuna rural del Maule donde la elección se dio vuelta a favor de Boric.

Lo de Judith Leiva retrata lo que pasó en cientos de comunas donde grupos de ciudadanos que se habían articulado para el estallido social de 2019, para el proceso constituyente o para levantar ollas comunes en los meses más duros de la pandemia, se activaron de manera espontánea para respaldar a Boric después del triunfo que obtuvo Kast en la primera vuelta.

Con un discurso centrado en que Kast limitaría los derechos de las mujeres, la campaña dejó de jugarse prioritariamente en los medios de comunicación -salvo para las jornadas de debate presidencial- y se trasladó a la calle. Y allí, Boric ganó la pulseada gracias a un batallón de voluntarios que no se limitaron a repartir volantes, sino que se detenían a conversar con los vecinos con un libreto para abordar a los que no habían votado o lo habían hecho por otro candidato. En las redes sociales, en tanto, el despliegue de grupos de fans del K-Pop fue clave para asfixiar los hashtags que lanzaban los seguidores de Kast.

Renato Navarro, militante republicano y encargado territorial de Kast en la Región del Biobío, reconoce que el trabajo de los jóvenes voluntarios por Boric fue un factor determinante y admite que inicialmente los menospreciaron:

-La campaña de ellos era decir que José Antonio estaba contra las leyes de género, lo que lamentablemente nosotros no fuimos capaces de neutralizar. Nosotros seguimos en nuestro ideario y no hicimos esa contención (…). Yo minimicé el trabajo de esos jóvenes.

En todo caso, el recién constituido Partido Republicano hizo su propia proeza en primera vuelta, la que, según explicaron en el comando, se debió a la organización que figuras emergentes de ese colectivo lograron articular en todo Chile. Ahí aparecen el encargado territorial a nivel nacional, Ignacio Dülger, en coordinación con Renato Navarro (Concepción) y Emilio Silva (Arica), quienes junto a los candidatos republicanos al parlamento y el propio Kast, diseñaron un despliegue que no solo dejó a su carta a La Moneda como ganadora de la elección del 21 de noviembre, sino a 14 diputados y un senador elegidos.

A veinte días del cierre de la histórica segunda vuelta que movilizó a una cifra récord de votantes, CIPER reconstruyó el trabajo y despliegue territorial de ambas campañas. Conversamos con los encargados de los diseños territoriales, de la inteligencia de datos y de coordinar a voluntarios locales.

EL REPUNTE DE BORIC

El segundo tiempo de Gabriel Boric estuvo marcado por el fracaso de su comando en la primera vuelta, cuando logró 1,8 millón de votos, apenas 62 mil más que lo sumado por él y Daniel Jadue en la primaria de su sector. A ese pésimo rendimiento, se agregó el triunfo como primera mayoría de José Antonio Kast. Un panorama que, según dirigentes sociales contactados por CIPER, reactivó -por “el miedo a Kast”- a muchas de las redes levantadas durante el estallido social, a cabildos autoconvocados del proceso constituyente y hasta ollas comunes surgidas en pandemia.

El equipo de campaña de Apruebo Dignidad se apuró para reestructurar el diseño en tres áreas: política, comunicacional y territorial. En la primera, como es sabido, se moderó el discurso de Boric y se tendieron exitosos puentes hacia el PS y la DC; en la segunda, se incorporó a Izkia Siches en una gira por todo el país, y en la tercera, se diseñó un trabajo basado en inteligencia de datos (“mapas de calor”) para detectar bolsones de votantes que habían marcado Apruebo y que en la primera vuelta no se habían entusiasmado con Boric o habían votado por Franco Parisi.

El “equipo de inteligencia de datos y encuestas” fue un grupo multidisciplinario de profesionales que diseñaron un nuevo despliegue territorial y discursivo. Su coordinación quedó en manos del ingeniero civil industrial Matías Grau, máster en Economía Aplicada de la Universidad de Chile y máster en Políticas Públicas de la London School of Economics and Political Science. “La pregunta era, ¿dónde están las personas que podrían votar por nosotros?”, explicó Grau a CIPER.

En segunda vuelta -agregó el ingeniero- se “sumó mucha gente y hubo que procesar muy rápido mucha información, porque había preguntas que necesitábamos responder desde los datos, como entender la votación de Parisi o cuánto espacio había para ir a buscar (nuevos) votos”, afirma. Según relata, concluyeron que usar mapas de calor -o delimitación territorial por colores- como insumo para el despliegue, podía dar buenos resultados. “Entendimos que lo que más se utilizaba en campañas in situ eran estos mapas y se trabajó en conjunto con la empresa Unholster”, explicó Grau.

Unholster, especializada en big data y data science, cuyo director es el economista Cristóbal Huneeus, analizó datos de los resultados de primera vuelta y luego diseñó los mapas que sirvieron de base para la campaña a nivel nacional. Su rol esta vez fue distinto al que tuvo en la primera vuelta, porque según describen, entre la primaria y el 21 de noviembre, la empresa estuvo a cargo de identificar y enviar cartas a 28.500 electores que votaron en el plebiscito, pero que no lo hicieron en la elección de convencionales.

A partir del diseño entregado por este equipo de inteligencia de datos, los comandos territoriales fueron reestructurados y se incorporaron nuevos nombres y tareas. La coordinación de este trabajo fue encabezada por Nicolás Cataldo (PC). A esa labor se sumaron dirigentes de partidos que se dividieron por región los territorios, mientras que alcaldes y principalmente concejales tomaron un rol más protagónico a nivel local.

“Las prioridades eran las comunas con mayor potencial para aumentar la segunda vuelta, comparando los resultados del Apruebo en el plebiscito, la primaria y primera vuelta”, explica Marti Valenzuela (PC), quien migró a esta tarea electoral desde el equipo programático de la primera vuelta. Y agrega: “Se intentó asegurar que hubiera personas encargadas en las zonas periféricas prioritarias, en la Región Metropolitana se dividió entre norte-sur periférico”.

Maipú fue la comuna en que más votos sacó en segunda vuelta el candidato Gabriel Boric: 167 mil electores, es decir, 91 mil votos más que en la primera. La estrategia en ese territorio estuvo enfocada en “llegar a lugares donde no habíamos ido. El comando nos mandaba los mapas de calor y había que salir a buscar los votos que no eran nuestros”, dice la diputada Claudia Mix (Comunes). Mil voluntarios, militantes e independientes, se sumaron a ese trabajo en las calles. También se hicieron grandes eventos, como “La Cumbre del Humor”, iniciativa realizada el 12 de octubre, que fue propuesta por el humorista Pedro Ruminot y que convocó a más de mil asistentes para ver artistas como Alison Mandel, Chiqui Aguayo, Altoyoyo, León Murillo, Felipe Avello, Juan Pablo López, Sergio Freire, Pamela Leiva y el propio Ruminot.

El trabajo que se hizo en Antofagasta, explicaron en el comando, fue central en el diseño territorial para ir en busca de los votos de Francisco Parisi. Catalina Castillo (Convergencia Social), estuvo a cargo de coordinar los comandos de esa región en la segunda vuelta y explica que a diferencia de la primera votación, el fuerte se trasladó desde el trabajo basado en los partidos a la labor de voluntarios e independientes desplegados en puerta a puerta y ferias. La clave, explicó Castillo, fue que los brigadistas identificaran a electores que no votaron en la primera vuelta.

Aunque en la primera vuelta la incipiente red ciudadana que había tejido el Partido Republicano le permitió a José Antonio Kast alcanzar la primera mayoría, en la segunda no fue suficiente para neutralizar el despliegue de miles de voluntarios por Gabriel Boric, quienes promovieron principalmente un discurso “anti-Kast”, cuyo eje fueron los derechos de la mujer. En ambos comandos se constituyó un elenco de nombres poco conocidos, pero que jugaron roles clave para que la reciente elección terminara movilizando una cifra récord de votantes, con 1,3 millón de electores nuevos en la segunda vuelta. Esta es la historia de la campaña que no se menciona en los análisis políticos, la que se libró en las calles y los barrios.

A dos semanas de cerrada la elección presidencial, José Antonio Kast se sinceró en El Mercurio del domingo pasado: “Hicimos todo para sumar una gran cantidad de votos, (…) pero no podíamos calcular la capacidad extra de movilización que tenía Gabriel Boric”. Aunque el resultado de Kast fue muy bueno (3,6 millones de votos, casi igual al desempeño histórico de Sebastián Piñera en 2017), el rendimiento del presidente electo fue extraordinario (4,6 millones). Y Kast tiene razón: la derecha no contó con herramientas para contrarrestar el despliegue territorial que favoreció a Boric. Aunque en la primera vuelta la incipiente red ciudadana que había tejido el Partido Republicano le permitió alcanzar la primera mayoría, en la segunda no fue suficiente para neutralizar a miles de voluntarios autoconvocados que promovieron un discurso “anti-Kast”.

Una de las figuras que inclinó las calles a favor de Boric fue Matías Toledo. No era ni es partidario del presidente electo, pero su posición “anti-Kast” fue determinante en Puente Alto, la comuna en la que Boric más creció entre primera y segunda vuelta: su comando esperaba 57 mil votos nuevos y obtuvo 93 mil. Toledo es uno de los líderes de la Coordinadora Social Shishigang, que gestiona talleres y eventos culturales, además de una guardería comunitaria. La coordinadora fue clave para que figuras ampliamente reconocidas en el mundo popular, como el cantante de trap Pablo Chill-E y el “Barbero Exótico”, llamaran a detener al abanderado de derecha. En sus mensajes, Pablo Chill-E calificó a Boric de “amarillo” y “perkin”, pero pidió a sus seguidores que votaran por él porque “Kast es (…) una amenaza para la sociedad”.

Aunque en la última elección de alcaldes Matías Toledo fue segunda mayoría en Puente Alto con 55 mil votos (y luego consiguió 22 mil compitiendo para diputado), él es parte de un elenco de nombres y rostros que no figuran en los balances de los analistas políticos, pero que jugaron roles clave para que la reciente elección terminara movilizando una cifra récord de votantes en la historia del país: 8,3 millones de personas, con 1,3 millón de electores nuevos en la segunda vuelta. Detrás de las figuras visibles de ambas campañas -como Izkia Siches, Camila Vallejo, Evelyn Matthei y Paula Daza- existe una nómina desconocida en la que, entre otros nombres, aparecen Matías Grau, Nicolás Cataldo y Catalina Castillo (en el sector de Boric), e Ignacio Dülger, Renato Navarro y Carolina Araya (en el de Kast).

Mención aparte merece Judith Leiva, quien trabajó en un comando autoconvocado por Boric en la comuna de Colbún (Maule) que se activó tras la victoria de Kast en primera vuelta. Aunque prácticamente no recibieron ayuda del comando central del candidato, se las ingeniaron para hacer un par de programas radiales de rancheras y pasar avisos autogestionados en la emisora local, además de desplegarse por la comuna y juntar apoderados para todas las mesas. El resultado: Colbún fue la única comuna rural del Maule donde la elección se dio vuelta a favor de Boric.

Lo de Judith Leiva retrata lo que pasó en cientos de comunas donde grupos de ciudadanos que se habían articulado para el estallido social de 2019, para el proceso constituyente o para levantar ollas comunes en los meses más duros de la pandemia, se activaron de manera espontánea para respaldar a Boric después del triunfo que obtuvo Kast en la primera vuelta.

Con un discurso centrado en que Kast limitaría los derechos de las mujeres, la campaña dejó de jugarse prioritariamente en los medios de comunicación -salvo para las jornadas de debate presidencial- y se trasladó a la calle. Y allí, Boric ganó la pulseada gracias a un batallón de voluntarios que no se limitaron a repartir volantes, sino que se detenían a conversar con los vecinos con un libreto para abordar a los que no habían votado o lo habían hecho por otro candidato. En las redes sociales, en tanto, el despliegue de grupos de fans del K-Pop fue clave para asfixiar los hashtags que lanzaban los seguidores de Kast.

Renato Navarro, militante republicano y encargado territorial de Kast en la Región del Biobío, reconoce que el trabajo de los jóvenes voluntarios por Boric fue un factor determinante y admite que inicialmente los menospreciaron:

-La campaña de ellos era decir que José Antonio estaba contra las leyes de género, lo que lamentablemente nosotros no fuimos capaces de neutralizar. Nosotros seguimos en nuestro ideario y no hicimos esa contención (…). Yo minimicé el trabajo de esos jóvenes.

En todo caso, el recién constituido Partido Republicano hizo su propia proeza en primera vuelta, la que, según explicaron en el comando, se debió a la organización que figuras emergentes de ese colectivo lograron articular en todo Chile. Ahí aparecen el encargado territorial a nivel nacional, Ignacio Dülger, en coordinación con Renato Navarro (Concepción) y Emilio Silva (Arica), quienes junto a los candidatos republicanos al parlamento y el propio Kast, diseñaron un despliegue que no solo dejó a su carta a La Moneda como ganadora de la elección del 21 de noviembre, sino a 14 diputados y un senador elegidos.

A veinte días del cierre de la histórica segunda vuelta que movilizó a una cifra récord de votantes, CIPER reconstruyó el trabajo y despliegue territorial de ambas campañas. Conversamos con los encargados de los diseños territoriales, de la inteligencia de datos y de coordinar a voluntarios locales.

EL REPUNTE DE BORIC

El segundo tiempo de Gabriel Boric estuvo marcado por el fracaso de su comando en la primera vuelta, cuando logró 1,8 millón de votos, apenas 62 mil más que lo sumado por él y Daniel Jadue en la primaria de su sector. A ese pésimo rendimiento, se agregó el triunfo como primera mayoría de José Antonio Kast. Un panorama que, según dirigentes sociales contactados por CIPER, reactivó -por “el miedo a Kast”- a muchas de las redes levantadas durante el estallido social, a cabildos autoconvocados del proceso constituyente y hasta ollas comunes surgidas en pandemia.

El equipo de campaña de Apruebo Dignidad se apuró para reestructurar el diseño en tres áreas: política, comunicacional y territorial. En la primera, como es sabido, se moderó el discurso de Boric y se tendieron exitosos puentes hacia el PS y la DC; en la segunda, se incorporó a Izkia Siches en una gira por todo el país, y en la tercera, se diseñó un trabajo basado en inteligencia de datos (“mapas de calor”) para detectar bolsones de votantes que habían marcado Apruebo y que en la primera vuelta no se habían entusiasmado con Boric o habían votado por Franco Parisi.

El “equipo de inteligencia de datos y encuestas” fue un grupo multidisciplinario de profesionales que diseñaron un nuevo despliegue territorial y discursivo. Su coordinación quedó en manos del ingeniero civil industrial Matías Grau, máster en Economía Aplicada de la Universidad de Chile y máster en Políticas Públicas de la London School of Economics and Political Science. “La pregunta era, ¿dónde están las personas que podrían votar por nosotros?”, explicó Grau a CIPER.

En segunda vuelta -agregó el ingeniero- se “sumó mucha gente y hubo que procesar muy rápido mucha información, porque había preguntas que necesitábamos responder desde los datos, como entender la votación de Parisi o cuánto espacio había para ir a buscar (nuevos) votos”, afirma. Según relata, concluyeron que usar mapas de calor -o delimitación territorial por colores- como insumo para el despliegue, podía dar buenos resultados.  “Entendimos que lo que más se utilizaba en campañas in situ eran estos mapas y se trabajó en conjunto con la empresa UnHolster”, explicó Grau.

UnHolster, especializada en big data y data science, cuyo director es el economista Cristóbal Huneeus, analizó datos de los resultados de primera vuelta y luego diseñó los mapas que sirvieron de base para la campaña a nivel nacional. Su rol esta vez fue distinto al que tuvo en la primera vuelta, porque según describen, entre la primaria y el 21 de noviembre, la empresa estuvo a cargo de identificar y enviar cartas a 28.500 electores que votaron en el plebiscito, pero que no lo hicieron en la elección de convencionales.

A partir del diseño entregado por este equipo de inteligencia de datos, los comandos territoriales fueron reestructurados y se incorporaron nuevos nombres y tareas. La coordinación de este trabajo fue encabezada por Nicolás Cataldo (PC). A esa labor se sumaron dirigentes de partidos que se dividieron por región los territorios, mientras que alcaldes y principalmente concejales tomaron un rol más protagónico a nivel local.

“Las prioridades eran las comunas con mayor potencial para aumentar la segunda vuelta, comparando los resultados del Apruebo en el plebiscito, la primaria y primera vuelta”, explica Marti Valenzuela (PC), quien migró a esta tarea electoral desde el equipo programático de la primera vuelta. Y agrega: “Se intentó asegurar que hubiera personas encargadas en las zonas periféricas prioritarias, en la Región Metropolitana se dividió entre norte-sur periférico”.

Maipú fue la comuna en que más votos sacó en segunda vuelta el candidato Gabriel Boric: 167 mil electores, es decir, 91 mil votos más que en la primera. La estrategia en ese territorio estuvo enfocada en “llegar a lugares donde no habíamos ido. El comando nos mandaba los mapas de calor y había que salir a buscar los votos que no eran nuestros”, dice la diputada Claudia Mix (Comunes). Mil voluntarios, militantes e independientes, se sumaron a ese trabajo en las calles. También se hicieron grandes eventos, como “La Cumbre del Humor”, iniciativa realizada el 12 de octubre, que fue propuesta por el humorista Pedro Ruminot y que convocó a más de mil asistentes para ver artistas como Alison Mandel, Chiqui Aguayo, Altoyoyo, León Murillo, Felipe Avello, Juan Pablo López, Sergio Freire, Pamela Leiva y el propio Ruminot.

El trabajo que se hizo en Antofagasta, explicaron en el comando, fue central en el diseño territorial para ir en busca de los votos de Francisco Parisi. Catalina Castillo (Convergencia Social), estuvo a cargo de coordinar los comandos de esa región en la segunda vuelta y explica que a diferencia de la primera votación, el fuerte se trasladó desde el trabajo basado en los partidos a la labor de voluntarios e independientes desplegados en puerta a puerta y ferias.  La clave, explicó Castillo, fue que los brigadistas identificaran a electores que no votaron en la primera vuelta.

El arquitecto Sebastián Ahumada, quien junto al cientista político Simón Carvajal, trabajó en forma voluntaria para levantar información, cuenta que se construyó un relato para ese despliegue callejero de voluntarios. Ahumada detalla que “se realizó un trabajo en terreno definiendo los aspectos del programa a priorizar y luego se realizó un estudio de localización de los votos posibles de disputar”, que eran los de aquellos electores que habían votado por el Apruebo y por Parisi.

Según Catalina Castillo, sobre la base de estos estudios y del trabajo territorial, lograron identificar que las principales temáticas a tratar en Antofagasta eran: “Seguridad; el problema de la vivienda -por la dificultad de acceder a una a un precio justo-; narcotráfico y, en alguna medida, la problemática medioambiental y de trabajo”. En cambio, temas como la migración no fueron tan centrales, ya que lograron identificar que no había un perfil anti-migrantes, sino que se esperaba un sistema migratorio más ordenado.

Puente Alto fue la comuna en la que más creció Gabriel Boric en la segunda vuelta, con 93 mil nuevos electores, lo que significó un total de 162 mil votos. Eso, convirtió a la comuna en la segunda con más votos para Boric, después de Maipú. Uno de los puntos fuertes en Puente Alto fue la integración de organizaciones sociales externas al bloque de Apruebo Dignidad. Asambleas territoriales, juntas de vecinos, clubes de fútbol, ollas comunes y la Coordinadora Social Shishigang, son señaladas como fundamentales.

La encargada de hacer el nexo entre el comando y la Shishigang fue la diputada Camila Vallejo (PC). Su equipo se coordinó con Matías Toledo, representante del colectivo que centró la propaganda en un mensaje “anti-Kast” y no en un respaldo a Boric. Toledo explicó a CIPER que se levantaron comandos paralelos a los de Apruebo Dignidad, llamados Comandos por el Buen Vivir, que eran autónomos. Con ellos produjeron una serie de eventos de stand up con reconocidos humoristas en sectores de Puente Alto donde hay una gran abstención electoral.

-En la primera vuelta faltó calle en la campaña. Así que nosotros nos orientamos a las clases populares. Hicimos puerta a puerta en los blocks de Bajos de Mena y allí había gente que votaba Kast porque importa mucho el discurso del narcotráfico y el Frente Amplio no ha sabido llegar a esos espacios, como la Villa el Duraznal y la zona de Padre Hurtado. Les decíamos a los cabros “amaríllate” y “vota el Boric para que no salga Kast”-, señala Toledo.

En el mundo rural, un hito lo marcó la comuna Colbún (Maule), donde Boric logró revertir el resultado de primera vuelta que favoreció a Kast. Gabriel Boric logró allí 4.900 votos en la segunda elección y “1.500 eran votos nuevos”, destaca Judith Leiva, vecina del lugar. Junto a su esposo, cuenta, no hicieron campaña en la primera vuelta, pero ante el triunfo de Kast decidió ser parte de un comando autoconvocado que contó con militantes antiguos, además de jóvenes que participaban por primera vez en una elección.

-Lo primero fue juntar plata, porque aquí no había nada, ni un cartel de Boric. Juntamos como $590 lucas. Y me dije: “Tenemos que hacer campaña en la radio”. Así que empecé a pedir rancheras por Twitter. Contratamos dos programas de una hora que pasaron el 9 y el 16 de diciembre, y como ocho avisos diarios. Contacté a “Voces por Boric” y ellos te hacían avisos con textos para tu comuna. Me llegaron seis avisos hechos por la Jani Dueñas que causaron impacto aquí, porque es conocida por la tele. Además, le pedí uno a Jaime Naranjo y otro a un joven universitario de aquí para que hablara del CAE-, relata Judith.

El comando autoconvocado de Colbún también consiguió 55 apoderados de mesa para cubrir todos los locales de votación. “Me encantaría que Gabriel Boric viniera a Colbún, se reuniera y entendiera que hubo un grupo de personas que estuvo dispuesto y estamos dispuestos a seguir defendiéndolo”, dice.

Una estrategia transversal en los territorios prioritarios fue hablarle al voto femenino. Marti Valenzuela, quien también fue parte del equipo territorial que se desplegó desde la célula feminista del PC en Conchalí y Quilicura, relata que identificaron territorialmente el perfil de madres solteras, con sensibilidad de izquierda y que tuvieran empatía con las demandas de género, del feminismo o las disidencias sexuales. Así, levantaron “embajadurías” de mujeres jóvenes y salieron a la calle con un discurso pro-mujeres para informar la amenaza que, a su juicio, significaba la llegada de Kast al gobierno. Lo mismo se hizo, cuentan dirigentes de Apruebo Dignidad, con otros temas del programa de Boric, como salud, pensiones y educación.

Un comando autoconvocado que ha llamado la atención más allá de las fronteras chilenas, fue el de K-popers por Boric. La iniciativa, que logró unir a distintos fandom (grupos de seguidores) de K-Pop y de la cantante Taylor Swift, fue uno de los pilares de la campaña a favor de Boric en redes sociales. Gracia, Susana, Constanza, Javiera, Antonia y María José -todas pidieron no difundir sus apellidos- fueron impulsoras de esas acciones en línea y explicaron a CIPER: “Después de la primera vuelta no había mucha esperanza y hacer este tipo de proyectos te da una contención”, dice Gracia, diseñadora gráfica, que en la primera vuelta no hizo campaña.

Lo primero que decidieron, explica Gracia, fue no hacer una campaña con mensajes negativos, “anti-Kast” o infundiendo miedo, como lo hicieron grupos de K-popers en Estados Unidos contra Donald Trump.

“Hicimos una campaña propositiva y alegre para promover la imagen de Boric, no porque lo apoyemos netamente como persona, sino para generar una narrativa. Queríamos ocupar la dinámica de la ola coreana, que es muy alegre, de reunión, empatía, valores positivos, para que las personas se sintieran convocadas. Sabíamos que la participación juvenil es un problema en Chile”, señala Constanza, titulada como Analista Política y de Asuntos Internacionales.

Así fue como armaron sus redes en TikTok, Instagram y Twitter; se organizaron con otros fandom para generar trendic topics en Twitter o “asfixiar” hashtag del sector de Kast, lo que conseguían posteando bajo esas etiquetas fotos de artistas de K-Pop. Pero el peak de su alcance fue el 12 de diciembre, una semana antes de la segunda vuelta, cuando Gabriel Boric recibió de este colectivo una caja de regalo con una photocard suya como Idol K Pop (mini fotografía de ídolos que coleccionan los fans de K-Pop) y una torta, piezas que Boric subió a sus redes: esa acción llegó al millón y medio de seguidores.

Aunque la campaña K-Pop se concentró en el trabajo digital, los fandom también salieron a terreno, a través de las Cup Sleeve Event por Boric, eventos realizados en cafeterías que se hacen para celebrar cumpleaños de artistas K-Pop. Las K-poper chilenas cifran en más de 200 personas la convocatoria a estos eventos.

Al interior del equipo electoral y territorial de Boric destacan que las iniciativas ciudadanas y autoconvocadas marcaron una diferencia: “Esa espontaneidad es una acumulación de fuerza de un tejido social que se ve en momentos críticos, como la pandemia y en esta campaña”, dice Marti Valenzuela.

EL TECHO DE KAST

Una vez analizado el exitoso desempeño de José Antonio Kast en la primera vuelta, el equipo central que diseñó el trabajo territorial desde su comando -integrado por Rodrigo Caramori (PRI), Diego Schalper (RN), Juan Antonio Coloma (UDI), Antonio Barchiesi (PR) y el exsubsecretario de Agricultura, Álvaro Cruzat–  determinó fortalecer la Región Metropolitana, cifrando en 25 comunas las zonas donde habían obtenido más bajas votaciones. En su mayoría, correspondían al sector sur de Santiago (vea la tabla con las comunas con más bajo desempeño de Kast en primera vuelta trazada por CIPER).

La tarea era concentrar esfuerzos económicos y desplegar a todas las figuras del bloque que pudieran alimentar banderazos, concentraciones o eventos públicos con asistencia de medios de comunicación. En paralelo, describen, se implementaron equipos distritales no solo en la capital, sino a nivel regional, donde se incluirían a parlamentarios, alcaldes y cores.

Figuras como el ex diputado Arturo Squella jugaron un rol político de coordinación junto al jefe territorial del Partido Republicano, Ignacio Dülger, quien estuvo detrás de las firmas que en 2016 necesitó Kast para ser candidato a la presidencia por primera vez.  A ellos se unió Claudio Pontillo (UDI), quien se encargó de formar equipos para la labor casa a casa y desplegar brigadistas en los territorios.

Pero el diseño enfrentó de inmediato un contratiempo: las funas. Porque la idea era llevar a Kast, inmediatamente terminada la primera vuelta, a comunas populares, para reunirlo con personas que sufrían problemas relacionados con sus ejes programáticos: seguridad, salud y migración, por ejemplo. Pero el detonante para desechar esa opción ocurrió el 24 de noviembre, solo tres días después de la primera vuelta, cuando Kast fue a visitar a una familia en la comuna de Lo Espejo, cuya jefa de hogar llevaba diez años en la lista de espera para una atención de salud. El abanderado fue objeto de una dura contramanifestación: recibió escupos, golpes en su auto y abucheos.

En las imágenes transmitidas por la TV se vio a un complicado candidato que no fue bien recibido por los vecinos de una comuna popular. Y los medios, en contraposición a lo que buscaba el comando, liderado por el abogado y profesor de Universidad Católica, Cristián Valenzuela, en vez de centrar sus reportes en la demanda de la paciente abandonada que el candidato buscaba representar, terminaron haciendo un amplio despliegue de las agresiones sufridas por Kast.

Desde el comando de José Antonio Kast explican que hubo que frenar en seco la iniciativa y darle otro giro al diseño inicial, reemplazando esas visitas puntuales “de causas” -como las denominaron al interior del comando- por mini eventos masivos que terminaron en lo clásico: banderazos y concentraciones, con un mayor resguardo de seguridad.

Asesores territoriales y políticos del comando de Kast explican que la campaña finalmente se desarrolló de una manera tradicional, mediática, que sufrió traspiés políticos como los apoyos con condiciones del resto de los abanderados del sector -la lista de peticiones de Sebastián Sichel golpeó duro al interior del comando- pero que sí tuvo momentos fuertes en el trabajo de redes sociales a cargo de la periodista Carolina Araya. Ella, junto a un equipo de cuatro personas, lograron en 2019 levantar una campaña en redes sociales que en la elección cosechó frutos y se transformó en un escollo poderoso para la campaña de Boric. Según un estudio que el Observatorio de Política y Redes Sociales de la Facultad de Economía, Gobierno y Comunicaciones de la Universidad Central publicó en mayo de 2019, por entonces Kast aumentaba en 51% semanal sus reproducciones audiovisuales en YouTube.

Las distintas plataformas que se venían preparando desde 2019 sirvieron para difundir otro pegajoso hito del despliegue de campaña: el jingle “Vota 2 Vota Kast”, elaborado por el productor musical El Yeti y el artista Lalo Prieto.

Junto con el abandono del diseño inicial, el comando vivió también una pugna por el control de la labor territorial. La exitosa campaña de primera vuelta había sido desarrollada con las redes locales desplegadas por el Partido Republicano, fruto del trabajo de Ignacio Dülger, abogado de Universidad Adolfo Ibáñez. Pero Dülger debió ponerse a disposición del equipo territorial que integraron los secretarios generales de los partidos de Chile Vamos y del Partido Republicano para diseñar el despliegue.

Dülger, junto a figuras territoriales regionales como el oficial de Marina en retiro Renato Navarro (Concepción) y el empresario Emilio Silva (Arica y Parinacota), consiguieron articular una red territorial en primera vuelta que tuvo como centro a Kast y a los candidatos a parlamentarios del Partido Republicano. Según explican desde el comando, el despliegue del abanderado junto a los 15 parlamentarios electos del Partido Republicano -dos de ellos ahora renunciados- fue un diseño tradicional, pero que dio sorprendentes resultados.

El diagnóstico para lo sucedido en la segunda vuelta es unánime: el bloque tocó un techo electoral, porque Kast, un candidato outsider a los partidos tradicionales, que representó a un colectivo de extrema derecha y recién constituido, y que no participó en la movilización de las elecciones primarias, logró repetir la votación que Sebastián Piñera consiguió como récord del sector en la segunda vuelta de 2017.  “Logramos movilizar a una enorme cantidad de ciudadanos, llegando a obtener casi los mismos votos que en la última elección de Piñera”, señala el diputado Juan Antonio Coloma, quien integró la comisión de representantes de partidos que se activó en segunda vuelta.

Desde el equipo territorial, en tanto, coinciden con el diagnóstico, pero también hablan de “falta de flexibilidad y anticipación”.  A juicio de sus integrantes, durante la segunda vuelta, desde el comando no hubo capacidad de reacción para diseñar una estrategia coordinada para enfrentar en la calle lo que el comando de Boric estaba haciendo: exacerbar los errores de Kast en la agenda de género, lo que, según explican, debía haberse contrarrestado del mismo modo, con un despliegue casa a casa, en terreno. Para “explicar, por ejemplo, que no es verdad que se eliminaría el Ministerio de la Mujer”, grafican.

“Boric fue capaz de convencer para que saliera a votar un grupo que no teníamos considerado: jóvenes de 18 hasta unos 30 años”, dice el encargado territorial del gran Concepción, Renato Navarro, donde Kast ganó en primera vuelta con 30 mil votos, pero perdió en segunda con 55 mil, cinco mil menos que Boric. Navarro, finalmente, admite que cometieron el error de minimizar inicialmente el trabajo de los adversarios y que después ya no pudieron contener su despliegue territorial.