El trabajo silencioso de Alexander Galetovic durante la pandemia

 

Esta semana el mundo académico lamentó la partida de “un grande”, como lo describen quienes conocieron a Alexander Galetovic, el economista de 57 años fallecido esta semana; era muy querido y reconocido por su trabajo en las aulas e investigación, y sin embargo, poco se supo de la ardua labor que encabezó durante la pandemia.

Desde el inicio de la llegada del Covid-19, el senior fellow de la Universidad Adolfo Ibáñez tomó contacto con un grupo de amigos economistas para buscar soluciones tecnológicas y metodológicas que permitieran minimizar el impacto de las cuarentenas en las empresas.

“Estuvo muy comprometido desde el inicio de la pandemia con aportar ideas, tuvimos muchas horas de trabajo y muchas conversaciones”, cuenta el exministro de Hacienda, Ignacio Briones, quien coincidió con él en la UAI, mientras fue decano de la Escuela de Gobierno.

La idea partió luego de que su amigo, el socio de Unholster Antonio Díaz Araujo, y quien fue su ayudante y auxiliar en la Universidad de Chile, le mostró una tecnología para hacer trazabilidad usando la información pública disponible. A partir de ahí, el economista empezó a golpear puertas en el gobierno para poder aplicarla. Habló con Briones, con el ministerio de Salud, con Interior y escribió columnas junto a Díaz para demostrar cómo debía hacerse la trazabilidad.

“Alex se entregó completamente a tocar puertas, juntar personas inteligentes, coordinar la respuestas, hacer el filtro. Era una persona con una capacidad muy grande de entender problemas nuevos y sus conversaciones eran siempre muy fáciles y amenas, él iba construyendo lo que se podía hacer en forma pragmática”, cuenta Díaz.

En paralelo, otro de los aportes de Galetovic fue el trabajo que realizó en conjunto con el ministro Briones en el diseño del Fogape. “Somos colegas y amigos y me ayudó harto en el diseño del crédito”, explica el ex ministro.

Además cuenta que uno de los proyectos que empezaron a diseñar en conjunto con Antonio Díaz y que quedó inconcluso es ADN Empresas. Se trata de un sistema que busca ocupar la base del Servicio de Impuestos Internos para hacer un credit scoring de las empresas con información histórica de sus pagos de impuestos y también de sus ventas, haciendo cruces con sus clientes para ver qué tan sanos son éstos.

De esta manera las empresas que entreguen su consentimiento pueden optar a un certificado con timbre del SII que da cuenta de su solvencia y de la perspectiva de esa empresa. “La idea es que esto pudiera insertarse en el ecosistema de finanzas abiertas que estábamos desarrollando como un instrumento de información relevante”, explica Briones.

“Trabajamos harto con Alex y Unholster, es una tremenda idea y un proyecto que todavía está en desarrollo, pero que quedó inconcluso”, agrega.