El día después: ¿Saldrá el país del modo avión en que estamos?
Estamos en la recta final, menos de 24 días para cerrar el borrador del proceso político más intenso, diverso y controversial que hemos tenido desde el regreso a la democracia que suma hitos como el “Acuerdo por La Paz”; el “Plebiscito de Entrada”, “Elección de Convencionales”, “Reglamento”, “Votaciones del texto” y ahora la franja electoral.
Me cuesta creer que esto se acabe acá, lejos de eso, serán décadas de discusión constitucional, sujeta a los vaivenes políticos. Creo que se vienen tiempos intensos, sobre todo, porque de todas las elecciones que hemos tenido hasta ahora, ninguna se compara con la anterior; es difícil medir, determinar tendencias y hacer pronósticos de esta forma. Al igual que el surgimiento de la Lista del Pueblo; el margen del Plebiscito de Entrada o el empate en la Cámara y el Senado, tendremos una sorpresa al final del 4 de septiembre.
Para enredar más el panorama, tenemos un Plebiscito de Salida, con locales de votación distintos y en teoría más cerca de nuestros hogares, además de voto obligatorio con una multa, que no sabemos si es cobrable o no.
Todo lo anterior parece que define la parálisis temática que hemos vivido los últimos meses o el modo avión en que se encuentra actualmente el país. Me es difícil de entender que sea cual sea el resultado: se apruebe o rechace el borrador de la nueva constitución, no tengamos reformas sustantivas en paridad, medio ambiente, pueblos originarios y descentralización. La raya socio cultural se corrió y evolucionó. En eso, el proceso constituyente estableció temáticas de conversación que antes no eran públicas y las hizo parte de la sociedad. Si a esta sopa le sumamos la lentitud en la tramitación de iniciativas legislativas, las tendencias preocupan. Venimos de un tsunami de votaciones a un letargo profundo, eso no es compatible con los tiempos.
Pero está lo estratégico, en este caso la constitución y lo táctico-operativo, que es el día a día de los chilenos. Las votaciones más emblemáticas de esta administración siguen siendo los estados de excepción, los fallidos retiros y la baja de quórum calificado. ¿Pero qué impacto tiene esto sobre el chileno común y corriente (más allá de lo meritorio de los estados de excepción)? Desde hace un buen tiempo pedimos un dinamismo del Estado que no percibimos.
El día a día se ha transformado en una sucesión de colas, en particular en las instituciones públicas que podrían ser ejemplos de cómo el Estado lo puede hacer igual de bien que el sector privado, incorporar modificaciones que afecten el mercado y promuevan mejor servicio a los ciudadanos y de pasada muestren que algo de creatividad y persistencia puede ser el camino para mejorar la vida de todos. Imágenes a las que lamentablemente nos hemos acostumbrado: colas en el BancoEstado, en el Registro Civil, Extranjería, Notarías… Como una persona no va a sentir desilusión con el Estado si muchos de esos problemas son abordables y urgentes.
Parto con el paradigma que quebró la pandemia: resucitó el código QR; mostró el poder del RUT y colocó toda la estructura de información (que es débil) del Estado en un solo lugar. Comisaría virtual fue lejos de ser una plataforma perfecta, pero sí un éxito; todos usamos durante los dos años pasados permisos diarios, interregionales y seguimos acudiendo a portales como Mevacuno.cl para actualizar el pase de movilidad.
¿Por qué no podemos expandir estos servicios exitosos a todo permiso que hoy exige horas eternas ante una notaría? Tenemos una clave única, carnets de identidad de última generación y para trámites como permisos de viaje de menores de edad siguen siendo relevantes los notarios, por dar un solo ejemplo. Podría seguir enumerando una serie de gestiones que podrían ser digitales y eliminar las eternas filas ante el Registro Civil y Notarías. Como medida directa para estas últimas se les debería obligar a trabajar en horario extendido y ofrecer sistema de reserva no pagado; ese concepto de la fila fuera de los locales es de los años 80. ¿O por qué el AFC tiene una plataforma para cobrar online fácilmente el seguro de cesantía, y las filas fuera de sus sucursales siguen dando vuelta a la manzana?
Otro ejemplo clave es el del sistema de salud, tanto público como privado. ¿Cuántos no quisieran contar con que las recetas de sus remedios fueran directamente a las farmacias y uno pudiera elegir dónde comprar? Ojalá mostrando como compiten las farmacias por vender a menor costo e incentivando la competencia y solo recogerlos. ¿Quién quiere ir a una farmacia a hacer cola en una de las dos cajas abiertas de un local que tiene diez pero que nunca están abiertas? O peor, hacer fila y al tocarle su turno se entera que el remedio que necesita no está.
Lo mismo para los CESFAM, por qué no tener listo o avisar al ciudadano donde están sus medicinas. ¿Requiere eso una ley? ¿Necesitamos tener un sistema de salud público para que eso ocurra? Puede sonar una sorpresa, pero el sistema de jubilación tiene una plataforma similar en el cual los oferentes buscan dar la mejor pensión a un chileno anónimo en edad de jubilarse. Eso ya se hace y lo pagan las empresas aseguradoras y AFPs. No tengo que esperar la voluntad de las farmacias en bajar sus precios o ser competitivas, puedo inyectar transparencia al usuario final y mostrarle el valor de los remedios con sus descuentos y facilitar su compra y retiro.
Otro gran ejemplo es el BancoEstado, que tiene una capilaridad poco igualada. Si no hay una sucursal del Banco Estado hay una caja vecina. Este es el mejor ejemplo de cómo una empresa Estatal compite con una privada. Han avanzado con su app, la activación de una serie de productos, pero las colas fuera de sus sucursales demuestran que no están claras muchas de sus funcionalidades. ¿Por qué no liderar en eso? Ofrecer la tarjeta de débito internacional, competir de igual a igual con otras fintech como Mach o Tenpo ¿Por qué no impulsar en convertirse en un banco que lidere con todos los servicios online? ¿Necesitamos una ley que lo autorice? ¿Si el mercado no lo hace, por qué no usar el Banco Estatal para que mueva el mercado?
No necesito que la Constitución establezca que voy a tener un sistema de salud público para partir con inversión en Fonasa, puedo hacerlo hoy. ¿Por qué tener pudor del lucro en la banca y demonizar? Y tener un banco estatal con la mayor presencia en el territorio y no usarlo como ejemplo y que los usuarios quieran migrar porque es fácil, barato, entrega buen servicio y si lucra, que lo haga porque nos sirve a todos. Hablar de crear una empresa nacional del Litio o una AFP Estatal sin haber usado el músculo de mejorar lo que hay es una incoherencia y falta de pragmatismo profundo. No calza con un gobierno transformador.
Al final la discusión constitucional puede durar décadas, pero estos problemas cotidianos son urgentes y el camino natural para que el Estado tome un rol activo. Pero pensar que colas y burocracia no afectan la percepción de la política, es la portada del libro de relaciones públicas. Está en el gobierno inyectar creatividad, al igual que ocurrió en el pasado con el SII (propuesta de declaración de impuestos, boleta electrónica, factura electrónica) y mercado público, entre otros ejemplos. Chile ha sido pionero por décadas. Se necesita una cofradía que se interne en servicios públicos (en Yahoo! lo llamaban equipos de tigres que llegaban a romper paradigmas y avanzar).
Hay un viejo proverbio griego que gráfica una filosofía simple para mejorar nuestro país: Una sociedad se vuelve grandiosa cuando las personas plantan árboles cuya sombra saben que nunca disfrutarán. Hay una época de símbolos (que por cierto faltaban) y una época de acción, creo que para gestos y simbolismos la convención copó el espacio, falta la acción.
Quedarnos tal como estamos es solo seguir hundiendo a la política y no servir al país.