Carabineros, recordar olvidando. Columna de Antonio Díaz-Araujo
Por Antonio Díaz-Araujo, Gerente General de Unholster y fundador de DecideChile.
“La mejor manera de recordar el cumpleaños de tu pareja es olvidarlo una vez”, pensaba H.V. Prochnow, banquero y escritor estadounidense del siglo XX. Esta idea, aunque ligera, revela una realidad al aplicarla a Carabineros. Olvidamos cuánto necesitamos a las fuerzas del orden, hasta que la delincuencia, narcotráfico y crimen organizado nos obligan a recordar.
El estallido social de 2019 y los escándalos de corrupción marcaron un punto de inflexión para Carabineros de Chile, afectando su imagen pública. La aprobación de la institución, según Cadem, subió del 44% en 2020 al 84% en 2024, su nivel más alto en casi una década. La confianza, medida por encuesta Bicentenario, creció del 17% en 2021 al 38%. Además, el 85% respalda un aumento de su presencia en las calles, según Criteria en abril de 2024. Este incremento en las cifras se acompaña de una creciente percepción de inseguridad.
En respuesta a los tiempos de crisis, Carabineros mejoró sus protocolos, con un enfoque renovado en el respeto a los derechos humanos. Y aunque estos ajustes son adecuados, es crucial que la institución no se conforme. El contexto es volátil y la confianza ciudadana podría declinar nuevamente si no se mantienen y amplían las mejoras internas.
Por otro lado, el debate en el Congreso, ya desprestigiado, no contribuye al panorama. Impulsar leyes que buscan capitalizar políticamente eventos trágicos, como el horroroso asesinato de tres carabineros, no es el camino. Y resulta especialmente grave en un país donde la confianza en la justicia es de las más bajas según la OECD.
La lección es clara: la memoria colectiva es selectiva y responde a circunstancias inmediatas. Por eso, es vital mantener un equilibrio, evitando tanto la complacencia institucional como el oportunismo político. Desde la perspectiva ciudadana, aunque “recordar olvidando” puede ser una forma peculiar de terapia colectiva, en momentos de fragilidad es crucial exigir reformas sin perder de vista la importancia de nuestras instituciones. Solo así podemos reconstruir y mantener la confianza en ellas.