Disminuir el impacto económico del coronavirus
El impacto económico del Coronavirus es inusual porque genera, simultáneamente, un shock de oferta y otro de demanda. El shock de demanda ocurre porque la gente se va para la casa y no compra. El de oferta ocurre por lo mismo: la gente se va para la casa y trabaja menos. Y una parte tanto del shock de oferta y como del de demanda viene desde fuera de Chile. A pesar de todo, una cuarentena aplicada cuanto antes, seguida por la sistemática detección de potenciales infectados, testeo y retesteo pueden mitigar los dos shocks.
Si fuera posible detectar instantáneamente y aislar completamente a todos los infectados, con o sin síntomas (en buena medida la estrategia coreana y china), se podrían detener los contagios y el resto podría seguir viviendo normalmente y buena parte del shock de demanda y de oferta desaparecería. Por eso, el esfuerzo debería orientarse a detectarlos y aislarlos lo más rápido posible.
La primera parte de la estrategia consiste en decretar una cuarentena general lo antes posible, que frene la difusión del virus. Sólo deberían salir quienes no tienen alternativa. Una vez frenada la difusión, el resto puede volver gradualmente a su vida normal, lo que disminuiría el impacto económico. Pero esta vuelta a la normalidad debe acompañarse con el testeo y retesteo constante. Una vez detectado un contagiado, se debe testear lo más rápido posible a su círculo cercano, aislar a los contagiados, luego testear al círculo cercano de los contagiados y así sucesivamente. ¿Cómo hacerlo?
El testeo y retesteo continuo requiere registrar y consolidar en una sola base de datos nacional a los que ya se sabe que están infectados. Medir es clave y eso implica tener una plataforma tecnológica que apoye la optimización. Afortunadamente, tener una ventaja, y es que nuestro RUT es un identificador único que permite contruir la malla de relaciones de cada infectado --sus parientes, vecinos y colegas de trabajo/colegio/universidad, personas con que interactuó--- con bases de datos que ya existen (Registro Civil, AFC, CMF, colegios, universidad, medios de transporte), y con la propia información que aporten las personas a través de apps. Este sistema de información permite detectar a quienes están en riesgo de ser o haber sido contagiados y decidir a quién testear. La base se actualiza en línea y cada persona en riesgo sería alertada, seguramente con un mensaje de texto, cada vez que alguien cercano aparezca en la lista de infectados.
Está claro que para evitar enfermos y muertos y la caída de la actividad económica tendremos que vivir un tiempo con murallas flexibles entre privacidad y la necesidad de enfrentar al coronavirus.
En paralelo, es necesario montar la logística necesaria para testear, analizar las muestras y diagnosticar rápido. Pareciera que atrasados. ¿Cuál es nuestra capacidad, humana y de laboratorios, para testear? ¿Qué tests existen en Chile y cuáles se pueden importar? ¿Cuál es el stock de insumos? ¿Qué tan factible es importarlos, en qué cantidades y a qué precios? ¿Cuáles son los cuellos de botella y cómo se enfrentarán? ¿Quién comandará la coordinación logística para que el sistema de diagnóstico, testeo y retesteo sea eficaz y eficiente? ¿Cómo se financiará y se superarán las indudables dificultades legales que implicarán las leyes de privacidad?
El Presidente de la República debería designar esta semana a un grupo ejecutivo con la autoridad necesaria para poner en marcha, coordinar y gestionar esta acción. Seguramente la generosidad de los políticos ayudaría.
Para mitigar la caída de la oferta agregada, la estrategia descrita es de particular importancia dentro de cada empresa. Se trata de que el mayor número posible de colaboradores continúe trabajando una vez superada la cuarentena inicial. Para ello es necesario testearlos a todos, detectar a los contagiados o en riesgo, los cuales serían aislados inmediatamente. El resto podría continuar trabajando. Las empresas podrían colaborar midiendo la temperatura de todos sus colaboradores varias veces al día (una instrucción de la Dirección del Trabajo ayudaría), y las más grandes, con sus propios mecanismos de testeo debidamente certificados. Esto se puede complementar con una base de datos de trabajadores sanos desempleados que se testeen voluntariamente y que puedan ser contratados temporalmente por empresas que tengan falta de trabajadores.
El mismo método que sirve para identificar trabajadores en riesgo sirve también para detectar al resto de las personas que están relacionadas con quienes ya están contagiados. Esto permite, tal como en Corea, focalizar los testeos e identificar más rápido a quienes pueden contagiar a otros. Si con estas estrategias el número de casos disminuye lo suficiente, es posible volver a cierta normalidad en la actividad económica y mitigar el shock de demanda.
Se aprecia en Chile una cierta demora en reconocer la magnitud del problema económico y sanitario que enfrentamos. Afortunadamente, nuestro Presidente es un hombre de acción. Si acción decisiva se necesita ya.