Gobernar en desacuerdo: El desafío de los consensos

 

Por: Cristóbal Huneeus, director de Data Science de Unholster

En Chile, la gran mayoría de las empresas cuentan con un controlador o pacto accionista que asegura una gobernanza relativamente fluida. Esto contrasta con otros países, donde la propiedad empresarial está más atomizada. De las 360 empresas fiscalizadas por la Comisión para el Mercado Financiero, 214 —un 59,4%— pertenecen a grupos empresariales. Esta estructura permite que, aunque existan roces, la toma de decisiones se ejecute sin grandes contratiempos.

En política, el panorama es más complejo. La elección de gobernadores regionales trajo configuraciones políticas desafiantes. En cuatro regiones, los electos de centroderecha cuentan con consejos regionales mayoritariamente alineados, lo que facilita implementar sus agendas. En otra, el equilibrio de fuerzas exigirá negociaciones, mientras que, en una tercera, un consejo con mayoría de centroizquierda podría complicar la gestión. En el caso de los gobernadores de centroizquierda, seis enfrentan consejos dominados por la derecha, tres tendrán un consejo afín, mientras que en una región las fuerzas están empatadas, requiriendo consenso permanente.

La situación a nivel municipal tampoco es sencilla. Solo el 33,5% de los chilenos vive en comunas con alineación política entre alcaldes y concejos municipales. En 2021, la izquierda logró mayoría en el 73,9% de las comunas que ganó, mientras que la derecha lo logró en el 25,3%. En las elecciones municipales recientes, esta tendencia cambió: los alcaldes de derecha tendrían mayoría en el 51,9% de las comunas, mientras que los de izquierda solo en el 40,5%. Esto refleja una caída del alineamiento político entre alcaldes y concejos, que pasó del 39,1% en 2021 al 32,8% en 2024.

Este escenario exige líderes locales y regionales que dialoguen y construyan consensos para implementar estrategias que mejoren la calidad de vida de sus comunidades.

A nivel nacional, el desafío es aún mayor. Desde 2006, solo Michelle Bachelet en su segundo mandato tuvo mayorpia en ambas cámaras del Congreso. Los gobiernos posteriores para aprobar leyes han requerido acuerdos con la oposición, algo que, según se percibe, se ha vuelto más difícil desde el segundo gobierno de Sebastián Piñera.

Esta divergencia entre quién ejerce el poder y quién controla los cuerpos fiscalizadores ocurre desde el gobierno central hasta los municipios y regiones. El contraste con el mundo empresarial radica en las diferencias institucionales. Mientras que en las empresas las decisiones suelen estar concentradas en pocas personas, en la política se requiere el equilibrio entre múltiples visiones.

La solución no es replicar el modelo empresarial en política, sino reconocer que diálogo y consenso son la única vía para avanzar. Esto implica entender, respetar y negociar con quienes tienen opiniones diferentes, algo que el empresario Alfonso Swett, nos deja como legado tras su muerte. En política, como en la vida, el camino son los acuerdos.

 
El MercurioAlicia Hamilton