Los Dos Chiles: Inscritos Antiguos y Nuevos

 
Captura de Pantalla 2020-01-23 a la(s) 11.39.18.png

Desde 2012 en Chile rige el voto voluntario e inscripción obligatoria, sin embargo, el pasado martes se intentó cambiar esta opción con un proyecto que prometía restaurar el voto obligatorio. La iniciativa fue presentada por la diputada Joanna Pérez (DC) y buscaba modificar el Capítulo II de la Constitución, estableciendo que “en las votaciones populares, el sufragio será personal, igualitario, secreto y obligatorio”.

Como este proyecto se trataba de una reforma constitucional, requería al menos un quórum de 3/5 (93 parlamentarios en ejercicio), pero la iniciativa alcanzó 89 votos a favor, 44 en contra y 15 abstenciones. El propósito de la reforma es que en las últimas elecciones la participación electoral ha caído fuertemente, lo que quedó demostrado en 2017, cuando el Presidente Sebastián Piñera fue elegido en segunda vuelta con una participación de sólo el 49,2% respecto de las personas habilitadas para votar.

La pregunta ahora es ¿a quién beneficia este proyecto que aún puede ser discutido en el Congreso? En el libro Los Dos Chiles, escrito por Cristóbal Huneeus, Marta Lagos y Antonio Díaz, se visualiza el comportamiento electoral identificando a dos tipos de votantes: los inscritos nuevos y los antiguos.

A continuación un extracto de Los Dos Chiles:

“La hipótesis de este libro es que entre los votantes chilenos habrían “dos Chiles”, que se han comportado electoralmente de manera diferente entre 1988 y 2012. Por un lado, estaban los que se habían inscrito en los registros electorales, principalmente entre 1987 y 1990, a los que en estas páginas se ha llamado “inscritos antiguos” y que votaban más o menos regularmente en todas las elecciones. Por otro lado, estaban los que no se habían inscrito en los registros electorales, que se han llamado aquí “inscritos nuevos”, y que por defecto son todos los chilenos inscritos automáticamente, a partir de la Ley de Inscripción Automática y Voto Voluntario, promulgada en enero de 2012.

Como se aborda en este capítulo, los “dos Chiles” están compuestos por chilenos que tienen características particulares, aparte de su comportamiento electoral, no se distribuyen de igual forma por el territorio nacional, tienen desigual acceso a la educación, y su distribución por grupos etarios es diferente, como veremos a continuación.

El chileno más joven que se inscribió en los registros electorales en 1989, a los 18 años, cuando votó por el primer Presidente democrático después de la dictadura, para la elección presidencial de 2013 ya había cumplido 42 años. Ese perfil de inscritos antiguos, mayor de 42 años, es un indicador robusto que permite diferenciar a dos electorados. Los inscritos antiguos tienen un promedio de 58 años de edad y de 9,1 años de educación, aunque un 15% de ellos alcanza sobre los 12 años de educación, y son mayoritariamente mujeres (55,2%). En segundo lugar, los inscritos nuevos, tienen un promedio de 28 años de edad y de 12,2 años de educación, aunque un 36% alcanza más de 12 años de educación, y en su mayoría son mujeres (51,6%) cerca a la proporción de mujeres en el censo. Estos dos Chiles además tienen niveles de desigualdad diferente, mientras que el Chile más joven es menos desigual, el GINI de ingreso del trabajo es 0,43 y el Chile más viejo es más desigual, con un GINI de un 0,50”.

“(…) Los perfiles de ambos grupos reflejan los dos periodos de la historia de Chile en que les ha correspondido vivir y que formaron, entre otros aspectos, su manera de observar y comprender la democracia y, en consecuencia, su comportamiento electoral. Los menores de 42 años en 2013 no se alcanzaron a inscribir antes del comienzo de la democracia y no continuaron inscribiéndose después de haber recuperado la democracia. Esa pérdida constituye un desafío hacia el futuro, porque como se señala en la literatura electoral, el hábito de votar se establece tempranamente en la vida, y las personas que deciden votar o no votar, suelen mantener ese comportamiento a lo largo de los años. Cabe preguntarse entonces, ¿qué valores democráticos transmitirán los hijos de la transición a los nietos de esta? Los “hijos del plebiscito” o usando la terminología anterior, los inscritos antiguos, que recuperaron la democracia con el voto, son un contingente cuyo comportamiento en las urnas se analizará en la siguiente sección. Los “hijos de la democracia” o los inscritos nuevos, es decir, quienes llegaron a adultos después de 1990, se han alejado de las urnas y tuvieron la posibilidad de acercarse masivamente por primera vez después de 2012”. 

Captura de Pantalla 2020-01-23 a la(s) 11.40.09.png

Para más detalles, en Los Dos Chile puedes encontrar un completo análisis del controversial cambio al voto voluntario: