Desigualdades sociales: Las expectativas de vida de los chilenos
El Chile de hoy presenta distintas caras, generando tanto esperanza como preocupación. Es por eso que en Unholster iniciamos esta serie con el objetivo de analizar, usando solo datos públicos, los aspectos positivos y negativos en diversos aspectos y temáticas que afectan al país. En este primer artículo, observamos las expectativas de vida, cómo esta se distribuye en distintas comunas.
Las expectativas de vida están en el tapete hoy en Chile por la discusión de la reforma previsional. El censo del 2017 nos mostró una sociedad más vieja, con la proporción de mayores de 60 años subiendo de 11.4% a 16.2%, en comparación con el censo del 2002. Sin embargo, la distribución de este segmento etario no es pareja, siendo El Tabo, El Quisco y Navidad las tres comunas con mayor proporción de mayores de 60 años. Se trata entonces de comunas costeras de la quinta y sexta región.
En esta línea, es claro que el Censo no es un buen instrumento para calcular las expectativas de vida, pues no entrega información sobre cuándo la persona fallece. Sin embargo, el Ministerio de Salud publica los datos innominados de las personas fallecidas, además de la comuna donde fallece y la edad en que ocurrió.
En la figura 1, se grafica la mediana de la edad de fallecimiento de las mujeres que llegaron al menos hasta los 60 años para la Región Metropolitana en el año 1990. La comuna donde las mujeres fallecían a mayor edad era La Reina con 87 años, seguida por La Cisterna con un promedio de 84 años. La menor edad de fallecimiento se manifiestaba en Quilicura con 74 años. Es decir, las personas que residían en Quilicura en 1990 vivían 13 años menos que las personas que vivían en La Reina al momento de su deceso.
Si miramos esta misma figura para el año 2017, último año para el cual existen datos disponibles, es posible notar algunos cambios. En casi todas las comunas subió la mediana de la edad de fallecimiento, es decir las mujeres viven más años actualmente, pero el aumento no fue parejo. Las comunas con la edad de fallecimiento más alta son ahora Vitacura y Providencia con 88 años, y la comuna con la menor edad de fallecimiento es La Pintana, con 77 años. Esta última no aumentó su edad de fallecimiento entre los años 1990 y 2017.
En los hombres (figura 2), que viven menos que las mujeres y por lo tanto fallecen antes, algunas de estas tendencias se mantienen y otras son diferentes. En 1990, la comuna con la edad de fallecimiento más alta era Providencia con 78 años, pero en 2017 fue Las Condes con 83 años. En tanto que los hombres en La Pintana vieron aumentar su edad de fallecimiento en 2 años, pasando de 72 a 74 años. Por otro lado, en La Granja y San Ramón subió 6 años.
La edad de fallecimiento juega un rol muy importante en el cálculo de la pensión que va recibir la persona cuando se jubila. Pensemos en una persona que se jubila con renta vitalicia: la compañía de seguros tiene que proyectar, en base a la información que le entrega el regulador, hasta qué edad vivirá la persona que está por jubilarse. Después de mirar la información que mostramos en estas dos figuras es posible concluir que, si dos personas con el mismo ahorro se jubilan a la misma edad y siendo del mismo género, pero una lo hace en Vitacura y otra en La Pintana, es muy probable que la primera reciba una pensión menor que la segunda, pues los datos indican que va a vivir más años.
No es la comuna la que tiene impacto en la expectativa de vida de sus habitantes, sino las características de las personas que viven ahí. ¿Cuáles son las condiciones de específicas que diferencian a los habitantes de La Pintana de los vecinos de la comuna aledaña? Esta y otras son algunas de las interrogantes que exploraremos en esta serie que iniciamos en Unholster.