Columna: Lecciones de la participación del 15-16M, ocho datos duros enemigos del populismo
Por Cristóbal Huneeus (director de Data Science Unholster) y Antonio Díaz-Araujo (Gerente General de Unholster), fundadores de DecideChile.
Ad portas de la segunda vuelta de gobernadores en varias regiones del país –entre ellas la batalla central que se dará en la Metropolitana–, los partidos y/o quienes están detrás de la estrategia de esta nueva y corta campaña electoral no pueden perder de vista que los contenidos y sus mensajes deben apuntar, apoyados en datos duros, a una estrategia de marketing electoral específica que alcance a los nichos que no llegan, o los que no saben por quien votar.
Aquí es donde pesa la historia y la diversidad de contenido en un candidato. Los invitamos a mirar de que hablan en las nubes de palabras que construimos con sus tuits y así, ver como se posicionan.
Algunas de las claves que se deben contemplar bajo esta máxima son las lecciones que nos dejaron las últimas votaciones:
Uno: La participación cayó entre el plebiscito de octubre del año pasado de un 50,9% a un 43,4%, pero el descuelgue no fue en todos los grupos de la misma forma, ni tampoco en todas las regiones por igual. En la Región Metropolitana la baja fue de un 20%. Eso demuestra que la épica del plebiscito no fue la misma que la de la mega elección del 15 y 16 de mayo. Miles de jóvenes que participaron en octubre no acudieron ahora a las urnas, a pesar del alto número de independientes. Y en los mayores de 70 años, la participación aumentó muy poco pese a estar vacunados con las dos dosis.
Dos: Este cambio de participación es relevante y puede tener implicancias para la segunda vuelta de gobernadores el próximo 13 de junio y las futuras elecciones. Los datos reflejan que los adultos mayores se inclinan más por los representantes de la derecha y los jóvenes más por los de la izquierda. Una papeleta y probablemente sólo un día de votación, gracias al nuevo arribo de vacunas y el nuevo pase de movilidad, agregan nuevos ingredientes a estas elecciones.
Tres: La división del electorado entre inscritos antiguos y nuevos, que documentamos para la elección de 2013 en nuestro libro Los Dos Chiles sigue describiendo el comportamiento electoral de los chilenos en dos grupos: los ciudadanos mayores de 30 y menores de 50, a partir de quienes estaban inscritos desde antes de 2012 y después de ese año. Nuestra conclusión es que no tienen el mismo comportamiento electoral. Quien estaba inscrito voluntariamente cuenta con una mayor adhesión hacia la política y es más asiduo a ir a votar. En cambio, los automáticamente inscritos en el padrón electoral registran una participación más baja a lo que se suma una fecha para la primera dosis de la vacuna aún pendiente.
Cuatro: Un buen ejemplo de esto es lo que podría suceder en la elección de Gobernador de la Región Metropolitana. Entre los jóvenes, las preferencias apuntan a Karina Oliva, mientras que los mayores se inclinan por Claudio Orrego. La preferencia entre la juventud por Oliva, ubicada en la izquierda del espectro político, se replica de forma similar a las observadas en las elecciones de 2017 en la primera vuelta, donde los jóvenes votaron por el Frente Amplio. Existe un empoderamiento de las fuerzas de izquierda en grupos etarios más jóvenes. En 2017, Beatriz Sánchez sacó el 44% de los votos en menores de 30 años. Y, en la elección de mayo, Oliva y Joignant sumaron más votos que Sánchez en la presidencial en la Región Metropolitana.
El apoyo hacia Orrego es proporcional a la edad, es decir, a menor edad, menor apoyo. Hay una ortogonalidad en el contenido de las campañas, lo que hace creer en una capacidad limitada de migración de votos jóvenes al representante de la Democracia Cristiana. Esto se da en todos los distritos de la Región Metropolitana a excepción del 11, donde en la reciente elección irrumpió con más relevancia Catalina Parot.
Cinco: Al mirar el panorama general, existe cierta inconsecuencia. No todos los que fueron a votar por una Nueva Constitución lo hicieron por quienes la redactarán. Eso hace mucho ruido, considerando que habrá un plebiscito de salida y un porcentaje no menor de la población que no se expresa. ¿Cuántos de esos ciudadanos no habrán votado nunca y tendrán que hacerlo obligadamente en el plebiscito de salida?, ¿qué sabemos de ellos?, ¿cómo nos conectamos con ellos?
Seis: Si se observan los mapas de participación, se ve claramente la falta de correlación entre gasto y participación. Quienes más gastaron no obtuvieron un buen resultado, lo que refleja que hay una pelea de contenido y conexión para los próximos comicios. La gran mayoría de las campañas siguen en modo publicidad masiva; la Lista del Pueblo mostró un camino diferente con alto impacto. Si los partidos actuales no se enfocan en estudiarlos, va a ser muy difícil que sigan siendo relevantes.
Siete: Otro elemento central de esta elección es que la plata no asegura resultados y a veces más es menos. El candidato constituyente que gastó más perdió y el segundo con mayor inversión fue arrastrado por Marcela Cubillos. La lista que mas gastó, Vamos Chile, que gastó 2/3 del total de recursos declarados ante el Servel en la elección de constituyentes tuvo su peor resultado desde la vuelta a la democracia.
Ocho: Creemos que en tiempos de definiciones claves es importante guiarse por la información dura y no las pasiones, tener los datos a la vista. Esa es la propuesta de DecideChile, ya que, a fin de cuentas, el enemigo más grande del populismo son los datos duros.